jueves, 13 de agosto de 2009

En el nombre del Padre.

Para comenzar quiero utilizar el tan manido y famoso en el nombre del Padre, para dejar constancia de que no estoy de acuerdo en como funciona el mundo, tendría que decir en como lo hacemos funcionar, seria mas correcto, puesto que yo también formo parte de ese mundo que no me gusta.

Y no me gusta como se desarrollan las relaciones entre los diferentes Partidos Políticos que nos dicen representar. Pero es que tampoco me gusta como se desarrollan las relaciones entre esos partidos y los ciudadanos que dicen representar.

Se arrogan la representatividad, y de lo que presumen es de una arrogancia supina, no pasa día que en los diarios no dejen constancia de su inoperancia para administrar, lo que los ciudadanos hemos puesto en sus manos( de manera arto inconsciente), la tarea de administrar el bien común, y no la tarea de la cual ellos se arrogan, de Gobernantes infalibles.

Como el Mundo es muy grande y muy complejo, yo tampoco me puedo atribuir el derecho divino de opinar sobre el bien y el mal, lo que aquí nos puede parecer mal, mas allá de nuestras fronteras se puede considerar bueno, lo que no quiere decir que así lo sea.

La frontera entre el bien y el mal es muy fina, entre una opinión y otra a veces es solo cuestión de sutilezas, pero a grandes rasgos nos encontramos con maldades que desbordan todas las fronteras, y esas son a las que quiero dar luz, no es que no se conozcan, se conocen muy bien, pero los comunes de los mortales preferimos ignorarlas que vivir en la tragedia de vernos reflejados en nuestro propio espejo.

Eso es lo que quiero, que nos miremos en nuestro propio espejo, y si lo que refleja no nos gusta, pues es ponerlo y denunciarlo, nos ahorraremos el dinero del psicoanálisis si mas no.